La perla es, junto con el coral, la única gema de origen orgánico que se utiliza en joyería. Además, es prácticamente la única cuyo brillo y belleza es natural, sin necesidad de ser tratada ni facetada, lo cual hace de ella una apuesta muy especial a la hora de crear joyas.

Como es sabido, las perlas se crean en el interior de los moluscos, fundamentalmente las ostras. Cuando un cuerpo extraño entra en el interior, el animal lo va recubriendo con capas de nácar, produciendo la perla. Este proceso solo se produce en la naturaleza de manera excepcional, de modo que hoy en día la mayoría de las perlas son cultivadas; la mano del hombre introduce la partícula extraña en el interior de la ostra para que esta genere la perla.

Las perlas naturales son de color, tamaño y forma muy variables, aunque las cultivadas tienden a ser mucho más homogéneas. Estas tres variables determinan en gran medida el valor de la perla, siendo especialmente apreciadas determinadas formas (totalmente esféricas o en forma de lágrima), las que tienen colores poco habituales y, claro, las de mayor tamaño.

Históricamente, las perlas fueron una de las primeras gemas en ser utilizada como adorno por el hombre, ya que su belleza y brillo eran evidentes a primera vista. Se cree que su uso se inició en la India y otras zonas de Asia, desde donde los fenicios las habrían llevado a Europa.

Por supuesto, hasta que se comenzaron a cultivar, las perlas eran unas gemas extremadamente raras y valiosas, un verdadero regalo del mar que aparecía en muy pocas ocasiones, por lo que estaban reservadas a los muy ricos y poderosos, convirtiéndose en un símbolo de estatus.

Como curiosidad, las perlas han sido asociadas desde la antigüedad con las lágrimas, aunque la interpretación de esa asociación ha ido variando con las épocas. En algunas culturas se considera que traerán lágrimas a la novia en su matrimonio, por lo que no se solían incluir en los aderezos nupciales; en otras creían que la presencia de las perlas en la recién casada evitaría las lágrimas en su matrimonio, por lo que fueron muy usadas por las novias en Grecia y en la Inglaterra victoriana, por ejemplo.

En cuanto a sus propiedades energéticas, las perlas son consideradas un potente talismán, debido en buena medida a su origen orgánico, natural. Se considera que absorben la energía negativa y ayudan a dar una sensación de paz y equilibrio a quien las lleva. Además, por su vínculo con la pureza, se consideran especialmente propicias para proteger a los niños y a las mujeres embarazadas.

Las perlas cultivadas tienen un tiempo de vida el cual se mueren picandose la perla y perdiendo su brillo natural. Las perlas naturales como las Mikimoto o Las South Sea perduran para toda la vida pero su costo tambien es alto. Ven y encuentras las perlas South Se en nuestras tiendas.